jueves, 22 de noviembre de 2007

Tedio

Sus caderas se movían a un ritmo frenético mientras notaba como él se deshacía en su interior. Pero estaba demasiado concentrada en sus cosas como para excitarse por sus gemidos. Mientras que su cuerpo hacía el amor (bueno, mejor dicho, follaba) con su marido, su cabeza estaba a mil kilómetros de allí. No pensaba en nada en concreto, pero se dejaba empapar por ese sentimiento de tedio que le perseguía desde hacía un tiempo.

Dejó de moverse tras un largo suspiro de satisfacción. Luego la abrazó y le cubrió de besos. Ella se dejó hacer y se recriminó el ser tan mala persona. Él le quería demasiado. La amaba. ¿Y al contrario? “Lo amo”, se afirmó a si misma cuando sentía sus labios en su clavícula. “Lo amo”, se repitió cuando su boca comenzó a bajar. Pero ella misma sabía que sólo era costumbre.