martes, 12 de febrero de 2008

Manzanilla

Olisqueé el aire de la cocina y comenté:

-Huele a manzanilla. ¿Tus compañeros están tomando manzanilla? ¿Les ha sentado mal la pizza?

Y tú en tu tonito discipliente de siempre, me comentaste mientras lavabas las tazas:

-No. Es que están nerviosos. Se han dado cuenta que son gays y que se gustan.

Solté una risita y te abracé. La forma que tenías de soltar las ironías me encantaba. ¡Mira que si era verdad que esos dos pijos peperos se habían vuelto gays!

-Qué tontiño eres...

Mientras, en el salón, Borja y Franciso José, sorbían la manzanilla en estricto silencio, observando fijamente la tv, evitando así mirarse.

Borja, soltó la taza y al recolocarse en el sofá, rozó de manera espontánea la mano a Francisco. Su cuerpo se puso en tensión y como si de fuego se tratara, la separó pegando un respingo.

Se miraron.

-Esto no puede seguir así Borja, o sea, lo que paso esa noche...
-No deberíamos hablar de ello
-Negarlo no es el camino
-A ver, chacho, estábamos borrachos y te confundí con Marta. ¿Quién me usabais la misma talla de polo rosa!
-¡Y Marta también tiene polla no? Por que, o sea, ni Claudita la chupa tan bien.

Borja enrojeció.

-Mira, o sea, no es que yo diga que seas maricón, ni que yo sea maricón también. Pero creo, tio, o sea, que fue muy fuerte, ¿sabes? No lo podemos negar. Y tengo la duda de que fue por la borrachera.
-Estas proponiendo... que lo hagamos otra vez...

Ahora fue Francisco quien enrojeció.

-No, chacho, ahora, no. Pero, no sé... Otro día que no esté el compa por el piso...

Compartieron una larga mirada, quizás de amor, quizás de deseo y terminaron de beber sus manzanillas con una mano sobre otra, como él que no quiere la cosa.