martes, 12 de febrero de 2008

Oslo

La semana pasada, hice una escapada (a pesar de mis exámenes) a Oslo.

Podría hablar, no sé, de los personajillos que me acompañaron a tal viaje, de las cosas que allí acontecieron (de como un negro jamaicano se convierte en un blanco de 30 años) o de otras tantas anécdotas.

Peeeeeero, prefiero hablar de la ciudad en sí, para tales cosas ya esta el fotolog de Dk, que tiene más arte contando esas cosas. Blanblan, por el momento ha usado sus dotes de photoshop.

Comienzo:


Fui a Oslo con bastante curiosidad. Después de Dinamarca y Holanda quería saber que iba a encontrarme: ¿la pulcritud de unos? ¿el afrancesamiento de los otros?

Y francamente, no me decepcionaron. Son más parecidos a la vertiente benelexualiana francesa que a sus primos dinamarquese, que son como alemanes sobrios. Lo cual no es de extrañar debido a su proximidad.

Sus arquitectura me recordó mucho a la que he visto por Amsterdam y Utrech (centro, no me meto en las nuevas construcciones). Aunque más uniforme, ya que en Oslo no hay canales que provoquen ese pequeño problemilla estructural.

Las calles eran de asfalto, al igual que las que he visto en algunas ciudades francesas. Esto es algo muy típico de ahí, aunque creo que en París y el sur no se cumple demasiado: se evitan así el engorroso trabajo de cambiar las losas cuando se estropean (se reasfalta el boquete y ya esta!) y chupa más el agua cuando llueve. Pero los chicles se pegan más. En Nancy vi a un tipo retirando estos con un producto químico por primavera. En Oslo no se si los dejarán pegados o es que el producto no se puede usar con agua.

Resalto esto por la inmensa cantidad de chicles que había fuera de mi albergue. Lo cual, bueno, si te fijabas bien, sólo era en la acera del albergue, por lo que se le podía achacar a que los adolescentes nos hinchamos a tomar chicles y nos la pica donde los tiremos. Más si no es nuestro país.

Sobre las aceras también han encontrado una solución más practica, económica y menos engorrosa que echar sal a las aceras: echar gravilla. Esta se pega al hielo queda como si anduvieses por el típico barrizal que han salido todas las piedras, pero cuando el hielo se va es engorroso.

En otro orden de cosas: los supermercados abren de 7 a 23 horas. Como en Holanda. Pero no tienen ni la mitad de la buena oferta de productos naturales (como me pirraban los zumos del Albert Heijnz), por lo que te das cuenta que los holandeses le dan más al royo ese de la comida ecológica y también van más en bici. Supongo que la maría tiene la culpa. ¡Si es que tantas plantas no es bueno!

También le dan más al calzone y la comida italiana. ¿Le irán más los mediterraneos?

No se yo, pero, ¡ojo al dato!, todos hablan español. Pero nada de "yo estoy 15 años", no, español. Con acento raro, pero, ¡qué más se les puede pedir! Algo que en holanda no pasa.

Y prácticamente todos los museos son gratis. O cuestan menos de 100 kron (menos de 13€). Lo que no habla muy bien del resto de Europa, donde son gratis a medias: tienes que venir tal día o ser estudiante o menor de edad o desempleado o ... demasiadas pegas.

También hacen descuentos para estudiantes en todo. ¡Ser estudiante sirve! Hasta en el autobús de ryanair. En el i/v, si eres estudiante, te sale unos 70kr más barato (lo cual son 8,75€ que no está mal).

Bueno, después de esto: ¿qué hay en Oslo?

Pues, muchas pequeñas cosas. Pochocientos mil museos de una sala, dos si me apuras. Incluso el museo de arte nacional ocupa planta y media.

Nosotros fuimos a ver:
  • Vigelandsparken: Es un parque con un montón de esculturas desnudas en posturas y gestos que van desde normal (una parejita abrazandose) hasta agobiantes (el hombre que golpea a cinco crios). Consiste en un puente cuyas barandillas están decoradas con dichas esculturas, que lleva a una fuente. Detrás de esa fuente se accede al monolito: un gigantesco amasijo humano, encima de una plataforma escalonada decorada con más esculturas. Fue una experiencia poco recomendable ir a ese parque un día muy frío y muy húmedo, con todo el parque lleno de hielo y con tanta gente desnuda rodeándote. Pero en verano tiene que ser curioso y bastante más fotogénico, ya que para hacer una foto me quedé encerrada en una miasma de hielo de la que salí patinando despacito con peligro de partirme la crisma.
  • Nasjonalmuseet: Me gustó, pero era muy pequeñito. Acostumbrada a que las galerías nacionales sean enormes, esta apenas llega a planta y media. A parte de, salvo Munch, las demás colecciones son itinerantes. Pero es una gozada descubrir nuevas cosas, como Haral Sohlberg, cuyo dominio del pincel me impactó. Había un cuadro de un paisaje en el que se veía un balcón donde había dispuesta un almuerzo a medio tomar. ¡Leches! ¡Ni 10mgpixeles son tan buenos! Podías acercarte y acercarte a la miniatura y seguir viendo detalles. Curiosa su sala de artistas franceses variados: Monet, Manet, Gauguin,... Estoy en Oslo y es como si hubiera pasado por mi estación parisina favorita. ¡Anda! ¡Un Picasso! ¿Un Renoir? Enfin... Cosas que pasan.
  • Astrup Fearnley Museum of Moderm Art: Odio que en español se llame al Moderm Art Arte Cotemporáneo. Me lia. De todas formas, estos museos me pirran. ¡Muchísimo! Por dos razones: 1) Las paranoias que se les ocurren a la gente que me hacen mover mi mente
  • y 2) El arte que existe en conseguir colar ciertos truños. Y vi la escultura de Jeff Koons de Michael Jackson y una de las fotos de la serie de la Chicholina, algo muy pornp-kichst.
  • El castillo y fortaleza Akershus: Curioso, sin más. No entramos, paseamos por alrededor. Muy bien conservada, la verdad
  • La ciudad en general: Andamos por todo el centro y Oslo oeste, viéndola. Y ahorrándonos los 22kr (2,75 €) del tranvía.
Y punto, no dio tiempo a más. Es lo que tiene. Pero de todas formas, a menos que vayas a esquiar o hacer snowboard, Oslo tampoco da para más, por mucho que se empeñen. Es bonita, tiene algunos museos curiosos, pero como cualquier capital que se precie. ¡Qué menos! Ya que no tiene un gran centro de arte (la Brithis, el Louvre,...), que al menos su oferta esté deslocalizada.

¿Es cara? Bueno, nunca he sido buena para opinar sobre estas cuestiones. Para haceros una idea, un menu del McDonals o un Kebad no bajan de los 50kr (6,25 €) (creo que andan más bien en 70kr (8,75 €) ), los cafes a 40kr (5€) (pero los del MacDonal a 10kr - 1,30 €) y la cerveza entrono a los 55kr (6,90€). Sin embargo, los calzones te salían a 29kr con bebida (3,75 €). Y el pan y la leche y esas cosas de super, estaban bueno, en el Lidl la compra nos salio (un tetabrik de leche, otro de colacao, una bolsa de pan y noseque más) unos 42kr (5,25 €), como si fueran del Supercor, pero tampoco es excesivamente caro.

Luego lo que es la ropa, estaba a precio normal tirando a un poco caro, no sé, nunca compraría unos pantalones en el H&M que me salieran más de 30€ o unas braguitas por 56kr (7 €) pero luego vas a oshio y ¡anda! es lo que cuestan.

La ropa de snow estaba un tanto barata, fui a una tienda y una bufanda de tio valía 145kr (18,13 €) el resto por el estilo. Pero esto es casi como cuando vas a Tarifa y las marcas típicas de surf están más baratas, no mucho, pero cuando esa ropa baja de precio, se nota. De todas formas, no tuve mucho tiempo para ir de tiendas.

¡Ah! Y las botas (normales y de agua) están entre 100kr y 200kr (13 € y 26 €).

Así que esto es, como todo. ¿Caro? Depende. Nosotros fuimos con la comida desde España (no he comido más bocatas de mortadela en mi vida) y nos ha salido el viaje por unos 120€:

+ Vuelo de Ryanair: 25€
+ Bus para ir a Oslo i/v: 230kr (28,75 €)
+ Estancia en un albergue: 50€
+ Cosas varias (recuerdos, comida, internet,...): 120kr (15€)

Realmente, sin gastarse dinero en comida, o mejor dicho, comiendo de super, es barato.

Otros datos de (no)interes:
  • El albergue tenía cocina :O
  • Las bicis solo se pueden alquilar durante primavera y verano (60kr el día - 7,5 €)
  • En Oslo no hay gays, hay queers.

Valoración de la Ciudad: 6 - no ta mal.

Una de las fotos es de Oslo, la otra de Amsterdam: ¿cuál es cuál?