Lo más importante: elegir bien los ingredientes.
Quizás, suene estúpido, pero cualquier día en vez de huevos de pollo nos cuelan huevos de codornices hipervitaminadas. Para evitar tal incomodidad, puesto que una tortilla lleva huevos de gallina, lo mejor es comprar todo en el mercado. O cultivarlo. Así te aseguras que no te envenenan.
Cuando tenemos los ingredientes (dos huevos, unas patatas, una cebolla, aceite y una pizca de sal). Lavamos, pelamos y cortamos las patatas y las cebollas y las sofreimos. En una sartén con aceite. Que es lo propio.
Luego añadimos los huevos previamente batidos en un cuenco y al que le hemos añadido la sal.
Cuando las cebollas y las patatas esté bien frititas, echamos los huevos.
Echa por una cara.
Giramos.
Echa por la otra cara.
Giramos.
Y así eternamente.